¿Es la hora de Banco Santander?

Hoy vamos a darle un repaso técnico en profundidad a Banco Santander (SAN), peso pesado del IBEX 35 por excelencia (que, si bien se ha descapitalizado bastante con respecto al índice de un año a esta parte, el pasado marzo, con datos de BME, suponía más del 14% de la ponderación del selectivo).

Para ello primero vamos a empezar por analizar las injerencias del entorno en su cotización.

Dada la influencia cruzada que se profesan IBEX y SAN, sufren de una interdependencia importante entre sí, lo que motiva que aquellos sucesos que propicien movimientos de importancia en uno afecten al otro y viceversa.


Por su parte el IBEX tiene una gran dependencia del DAX alemán, lo que ha supuesto esta semana el rebote visto en ambos al alcanzar el DAX, muy seguido e influyente también en el resto de Europa, el soporte dinámico configurado por la media móvil de 200 sesiones.



Además, la rotura de la marcada tendencia bajista del bancario italiano al alcanzar importantes niveles de soporte ha facilitado un rebote al unísono de todo el sector.


En cuanto al Banco Santander, viendo una comparación con el sectorial europeo, podemos observar cómo calca en gran medida su dibujo al de este.


En ambos observamos un fortísimo soporte de largo plazo en las inmediaciones de los precios actuales, como podemos observar en el gráfico inferior extraído de la cotización de Santander, donde también observamos que el valor se encuentra enclavado en un triángulo bajista de largo plazo.


Por otra parte, centrándonos más en el valor y atendiendo más al corto plazo, observamos que Santander en el último año entró en una fuerte tendencia bajista, rota en enero conformando un canal alcista, que recientemente ha penetrado a la baja proyectando la propia amplitud del canal desde el punto de su rotura a la baja como objetivo a corto plazo, designio que llevaría al valor al entorno de los 3,7 a 3,8 euros.


Por otra parte, es de destacar que este valor es muy dado a formar este tipo de canalizaciones, lo que bien leído llegado el momento puede conseguirnos algún rendimiento adicional en el corto plazo si sabemos aprovechar estas zonas de presión compradora y vendedora.


De hecho, en una gráfica de plazo menor, podemos ver como tras la rotura del anterior canal acaba de conformar uno nuevo de menor amplitud y plazo; también, aplicando osciladores, observamos que el canal alcista observado recientemente en el valor es en parte pronosticado por una divergencia alcista en el MACD que lo llevaba anunciando meses.


Es de destacar también que respecto a la EMA200, que, como veíamos que había hecho en el DAX, también suele actuar como soporte/resistencia dinámico en el valor, hemos visto una presunción de rotura alcista en los tres últimos meses que finalmente ha resultado ser un fiasco, lo cuál no es buena noticia en absoluto puesto que ha perdido la oportunidad de configurarla como soporte, y de hecho por ello va a seguir ejerciendo como resistencia.


A medio plazo, sin más señales técnicas a primera vista que el mencionado soporte de largo plazo y la pérdida de la media móvil, será imprescindible atender a las señales que vayan ofreciendo las referencias del entorno, si bien resulta necesario señalar como hecho a vigilar que una posible pérdida de la zona de mínimos de 2018, en el entorno de los 3,80 euros (que recordemos es el objetivo proyectado por la rotura del canal), podría abrir las puertas a nuevos descensos que llevasen al valor a la zona de presión compradora de largo plazo entre los 3 y los 3,50 euros, que, esta sí, debería actuar como soporte para un nuevo ataque a largo plazo a la bajista que ahora pasa por los 5,5 euros.

En cuanto al DAX, deberíamos contemplar la posibilidad de que a corto plazo el pullback a la alcista perdida sea indicativo de continuidad en las caídas durante las próximas semanas, hecho a vigilar porque ya sabemos sus implicaciones en nuestro mercado y la repercusión que esto tendría en el valor.


Por último, respecto al bancario italiano, sería una excelente señal que aguantara la alcista a corto plazo que ha conformado sobre los 7400 enteros, de cara al menos a recuperar parte de lo perdido durante este mes de mayo; de hecho sería una gran señal para todo el bancario europeo, aunque si el resto de mercados no acompaña va a ser complicado que así siga.



En conclusión:

A corto plazo es bastante viable que la cotización de Banco Santander alcance la zona de mínimos de 2018 (en los 3,8 euros).

A medio plazo, y si no consigue sujetarse en este nivel, es posible que retroceda hasta el soporte de largo plazo, en el entorno de los 3 a 3,5 euros.

A largo plazo este nivel debería de actuar como soporte y hacer al valor reaccionar al alza para volver a atacar la bajista en su paso por los 5 a 5,5 euros.

Quizá incluso, dada la cercanía del sector a la zona de soporte de largo plazo, pudiéramos estar hablando ya de una zona de entrada para una estrategia a unos años vista. El potencial de subida en valor absoluto respecto al de descenso, teniendo en cuenta dicho soporte, jugaría bastante a nuestro favor.

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