1c. Inversión
...Continuación del post
anterior.
Tipos de inversión:
A continuación, y del mismo modo
que hemos hecho en el apartado de la financiación, vamos a realizar un resumen
de los tipos de inversión que tenemos a nuestra disposición, centrándonos en
los más habituales.
Si te ha parecido que el abanico
de posibilidades a la hora de buscar financiación es muy amplio, no te puedes
hacer una idea de la variedad de opciones que tenemos disponibles para
invertir.
Observábamos con anterioridad que
la financiación siempre tiene que venir acompañada de inversión. En algunos casos, como en la
inversión en metales preciosos, parece que relacionamos el bien objeto de
inversión más con el consumo que con la propia financiación; sin embargo, no es
así, ya que el bien tiene un valor establecido (convenido por los agentes en
función de su oferta y demanda en el mercado) y al final su anterior poseedor
lo ha intercambiado por dinero para acometer algún otro proyecto.
Vamos a recoger aquí los tipos de
inversión más habituales, así como algunos menos conocidos, con una breve
explicación del funcionamiento de cada uno.
1. Imposición a plazo fijo.
Es uno de los tipos de inversión más
básicos y conocidos, de los que menor riesgo asociado conlleva, y sin duda
alguna uno de los más utilizados por nuestros mayores y la gente con menor
cultura financiera, especialmente durante el siglo pasado, si bien podemos
decir que van un poco de capa caída por los tipos tan bajos que ofrecen
actualmente (otro asunto que debatiremos en el futuro con mayor profundidad).
En este caso firmamos con el
banco una retención de un capital durante un tiempo determinado (tres meses, un
año, cinco años, etc.), en lo que se denomina un depósito a plazo fijo. El
banco dispone de ese dinero en su balance, pudiendo con la agregación de
capitales prestar cuando se le solicita financiación. A cambio de esa cesión,
el inversor recibirá anualmente unos intereses, con la devolución del principal
al finalizar el plazo impuesto. Se compromete así a no sacar el dinero de ese
depósito en un periodo de tiempo a cambio de recibir una remuneración por no
disponer de él. Podrá recuperarlo si fuera necesario (es decir, tiene total
liquidez), si bien suele conllevar alguna penalización sobre el interés
retribuido. Decimos que es una inversión prácticamente sin riesgo ya que la
entidad garantiza la devolución del capital y el cobro de los intereses pactados;
además, aunque la propia entidad diera en quiebra, el FOGADE (fondo de garantía
de depósitos), garantiza hasta 100.000 euros por titular y entidad financiera
en este tipo de productos.
2. Renta fija.
Del mismo modo que en el plazo
fijo "prestamos" dinero a una entidad bancaria para que negocie con
él, en este caso lo que hacemos es financiar a un agente económico mediante la compra
de "deuda". La renta fija es por tanto la emisión de deuda por parte
de empresas o administraciones para financiarse. Digamos que lo que se hace es "caracterizar"
esta deuda en forma de títulos financieros, de modo que el inversor aporta un
capital a la empresa, y esta a cambio le da títulos unos títulos, que representan la
deuda que la empresa contrae con dicho inversor. Lo veremos mejor con un
ejemplo sencillo: una panadería quiere empezar a hacer pasteles, pero necesita
capital para acometer las inversiones necesarias (maquinaria, instalaciones,
etc.); emite para ello 100 títulos de deuda por valor de 1.000 euros cada uno
(pretende hacer una inversión de 100.000 euros); a cambio de la adquisición de
dicha deuda, que tendrá un vencimiento (último pago de intereses y liquidación
del principal) de 3 años desde su emisión, se pagará un 6% anual. Es decir, por cada título de 1.000 euros adquirido, la
empresa pagará 60 euros al final de cada uno de los 2 primeros años, y
al finalizar el tercer año pagará los 60 euros correspondientes más la
devolución del principal (los 1.000 euros). Durante esos 3 años, el
inversor no podrá disponer de su dinero (salvo que, si está
permitido, traspase ese título a un tercero), y asume el posible riesgo de
impago (tanto de intereses como de principal) si el proyecto no sale según lo
esperado y la empresa da en quiebra. La compañía consigue así financiación para
su proyecto, y el inversor rentabilizar su dinero.
Existe gran variedad de posibilidades dentro de lo que consideramos renta fija. Principalmente distinguiremos renta fija pública (la más segura, garantizada por el Estado, o por organismos oficiales respaldados por las instituciones gubernamentales, y con la que estos financian sus presupuestos anuales), de renta fija privada (la que emiten las empresas para su financiación particular).
Posteriormente, tanto en la
pública como en la privada, podemos identificar varias modalidades distintas,
según su plazo de vencimiento, productos relacionados, y muchos otros factores
que diferencian unos tipos de renta fija de otros.
En la renta fija pública
distinguimos básicamente Letras del Tesoro, y Bonos y Obligaciones del Estado;
su inversión se realiza mediante múltiplos de 1.000 euros, y su diferencia
radica principalmente en el plazo de vencimiento (las letras se emiten con
vencimiento a 3, 6, 9 o 12 meses, mientras que los bonos tienen vencimientos a
3 y 5 años, y las obligaciones a 10, 15 o 30 años). También se diferencian en
que los bonos y obligaciones pagan sus intereses a año vencido, mientras que la
letra se emite al descuento (es decir, si paga un 3%, en vez de invertir 1.000
euros inicialmente, inviertes 970, y al finalizar el periodo te devuelven 1.000).
Su seguridad radica en la estabilidad del organismo financiado (país, comunidad
autónoma, etc.). En función del riesgo estimado de impago del organismo le
resultará más caro o barato financiarse (es lo que se denomina prima de riesgo).
Así, se pagará la deuda mientras dicho organismo no "quiebre" (pueden
darse casos de quitas a inversores como sucedió con Grecia recientemente).
En cuanto a la renta fija
privada, la problemática es mucho mayor. Hay infinidad de productos muy variados
en los que invertir con características de todo tipo (pagarés, bonos y
obligaciones simples, subordinadas, indexadas o convertibles en acciones,
cédulas y bonos hipotecarios, participaciones hipotecarias, participaciones
preferentes, etc.), cuya base es similar a la comentada (a cambio de una
cantidad prestada otorgan unos intereses o beneficios adicionales), con la
diferencia de que en este caso el emisor es una empresa, con el riesgo que ello
conlleva (quiebras, faltas puntuales de liquidez, etc.). En todo caso para
diversificar inversiones es una opción a tener muy en cuenta.
3. Renta variable.
Conocemos vulgarmente como
"renta variable" a aquellos instrumentos de inversión cuya
rentabilidad final no está determinada desde un primer momento. Es decir, en
los que invertimos con la "esperanza" de obtener un rentabilidad, pero
sin tenerlo seguro en absoluto. Con este nombre nos solemos referir
concretamente a los títulos de propiedad de empresas (acciones) que "cotizan"
en mercados financieros (lo que cotidianamente llamamos la bolsa de valores).
Esto de cotizar viene a significar que están diariamente negociadas en mercados
(normalmente regulados) y que podemos acceder a su compra o venta sin mayor
problema mediante los intermediarios financieros (bancos o empresas de
servicios de inversión), sujetos a la oferta y demanda dada. En estos casos, las
empresas amplían capital con cargo al mercado (potenciales compradores), que
adquieren esas acciones convirtiéndose en accionistas de la empresa
(propietarios en proporción al dinero invertido).
Como su propio nombre indica, la
rentabilidad de estas acciones es muy variable, en función de los resultados de
la empresa (normalmente se abonan los conocidos "dividendos"
anualmente, que representan el pago de beneficios de la empresa a los accionistas,
como un porcentaje sobre la cantidad invertida). Su importe depende de varios
factores (sector, ciclo de vida en el que se encuentra la empresa, etc.), pero
su pago principalmente está sujeto a la obtención de beneficios por parte de
esta.
Por si fuera poco riesgo la
posibilidad de cobrar o no dividendos, además añadimos uno mayor. El precio de
compra de las acciones no tienen porqué ser similar al de venta; es más, no es
habitual que lo sea. Esto es así porque fluctúa en función de la oferta o la
demanda de esas acciones en el mercado: si la gente cree que la empresa va a
crecer en un futuro, y por tanto que su valor aumentará (con lo que su negocio pasará
a valer más en caso de compra o traspaso), estará dispuesta a pagar más por sus
acciones. En caso de creer que la empresa no va a mejorar resultados y acabará
desapareciendo, intentarán venderla al precio que sea.
En un ejemplo básico: imaginemos
que monto una panadería, con 200.000 euros, y que le estoy sacando una muy
buena rentabilidad pero podría sacarle más. Para crecer, necesito financiación,
y lanzo al mercado una ampliación de capital por otros 200.000 euros, con los
que poder ampliar el negocio. Los compradores pagan un euro por acción, y en
pocos días he vendido las 200.000 acciones. El negocio con esta inversión
empieza a dispararse y en dos años estoy obteniendo una rentabilidades tres
veces mayores. Entonces una firma alemana se fija en la empresa, y ofrece a los
accionistas 1,50 euros por acción porque quiere hacerse con parte del control
de la empresa. Así, los compradores iniciales de las acciones han obtenido una
plusvalía del 50% (las compraron a 1 euro y las han vendido a 1,50). El que
compró 20.000 euros de acciones las ha vendido por 30.000. En un caso
contrario, en el que la empresa no terminase de salir hacia adelante, igual, cuando
quisiésemos vender las acciones en previsión de que la empresa no mejore
resultados, nos encontramos con que nadie nos ofrece 1 euro por cada acción,
sino que como mucho nos dan 80 céntimos. En este caso estaríamos perdiendo un
20% del valor de la inversión. Suele denominarse "especulación" a los
rendimientos obtenidos por los cambios en la valoración de las acciones entre
el momento de su compra y el de su venta.
Pero, ¿por qué realizamos este tipo de inversiones en las que no tenemos claro si vamos a obtener o no rendimientos? Pues porque, históricamente, de media, se obtienen rendimientos superiores a los obtenidos con otros productos de menor riesgo. Aunque si hay un axioma sobradamente demostrado en en esto de la renta variable, es que rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras.
Pero, ¿por qué realizamos este tipo de inversiones en las que no tenemos claro si vamos a obtener o no rendimientos? Pues porque, históricamente, de media, se obtienen rendimientos superiores a los obtenidos con otros productos de menor riesgo. Aunque si hay un axioma sobradamente demostrado en en esto de la renta variable, es que rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras.
Los instrumentos comentados están sujetos
a una problemática muy compleja en la que entraremos con mayor profundidad más
adelante.
4. Derivados financieros.
Más peligrosos aún que la renta
variable básica, se trata de productos muy complejos que nacen para la propia
especulación o para la cobertura de riesgos. La mayoría juegan con el concepto
del valor "futuro" del precio, y permiten estrategias como el "apalancamiento"
financiero (invertir cantidades de dinero superiores a las que realmente
tenemos), o las "posiciones cortas" (invertir apostando a que un
valor va a bajar de precio).
Los principales instrumentos
conocidos como derivados financieros son los futuros, las opciones y los
warrant´s, los CFD´S (contratos por diferencias), y productos estructurados de
todo tipo en los que muchas veces median los anteriores.
Éste universo es extremadamente
complejo y arriesgado, y se puede perder y ganar mucho dinero en muy poco
tiempo (siendo mucho más fácil perderlo).
5. Fondos de inversión.
Esta posibilidad se engloba dentro
de lo que denominamos "Instituciones de Inversión Colectiva" (IIC´s);
dentro de dichas instituciones encontramos también a las "Sociedades de Inversión
de Capital Variable", más conocidas como SICAV, cuya diferencia radica en
su personalidad jurídica propia. Ambos casos se presentan como un patrimonio
que suele ser bastante elevado, compuesto por aportaciones de fondos de
varios inversores distintos (personas físicas o jurídicas), y reunido para invertir
masivamente en instrumentos financieros de todo tipo, aprovechando las economías
de escala para reducir costes.
Suelen clasificarse según el
activo objeto de inversión, y son casi incontables las alternativas disponibles
a la hora de elegir el que más nos interesa entre todo el abanico al que
tenemos acceso. Una gran ventaja de los fondos de inversión respecto a la renta
variable normal es su diversificación (lo que reduce el riesgo asociado a la
inversión), así como su fiscalidad ventajosa (hasta que no se enajenan no se
devengan plusvalías, incluyendo el traspaso entre unos fondos y otros).
También hay fondos de inversión
que denominamos "indexados", cuya valoración depende principalmente
de la evolución de un activo "subyacente": si el activo asociado
aumenta de valor (por ejemplo, el índice Ibex 35), el fondo lo hará en un
porcentaje similar. Estos fondos están entre los denominados ETF´s (Exchange Traded
Funds), y podemos encontrarlos apalancados, inversos, y sobre activos de todo
tipo; los ETF´s por su parte gozan de una fiscalidad similar a la de la renta
variable normal. Otra forma de IIC similar pero más compleja son los conocidos
como ETN´s (Exchange Traded Notes), con características más complejas.
Existen empresas especializadas (Morningstar,
Lipper, etc.), dedicadas en gran parte a reunir información y valorar este tipo
de instrumentos, cuya independencia se presume, y que nos pueden venir muy bien
a la hora de tomar decisiones de inversión. En sus páginas web podemos
encontrar mucha información al respecto, así como en la CNMV.
6. Seguros de ahorro.
Dentro del diverso mundo asegurador
también encontramos productos que pueden
resultar interesantes de cara a la inversión, cuyos rendimientos están normalmente
garantizados, que suelen dar un poco más de rentabilidad que las imposiciones a
plazo básicas (poco más), y cuyo principal atractivo radica en su fiscalidad ventajosa.
Entre estos (englobados en los denominados
seguros de vida-ahorro y productos de previsión), encontramos productos de todo
tipo, tales como los "Planes de Previsión Asegurados" (PPA´s),
seguros de rentas vitalicias, Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS),
"Unit Linked", etc. En todos ellos media la existencia de un seguro
de vida que indemnizará a los herederos en caso de fallecimiento del ahorrador.
Cada uno de ellos goza de unas
características concretas; por ejemplo, los conocidos como Unit Linked son una
modalidad de seguro de vida-ahorro cuyas aportaciones periódicas invierte en
renta variable en busca de mayores rentabilidades. Los PIAS estarían dentro de
los planes de previsión, y suponen una forma de ahorro a largo plazo. Durante
la etapa de ahorro no ofrecen beneficios fiscales, pero si se recuperan después
de 5 años como una renta vitalicia no pagan impuestos por los rendimientos
generados (si bien las aportaciones están limitadas a 8.000 euros anuales, con
un máximo acumulado de 240.000 euros). Los PPA´s permiten deducir sus
aportaciones de la base imponible del IRPF a cambio de poder rescatar el
capital acumulado únicamente en supuestos determinados (jubilación, invalidez,
enfermedad grave, paro de larga duración, etc.); son similares a los planes de
pensiones pero con el formato de seguro. Los "SIALP" (Seguros
Individuales de Ahorro Sistemático) permiten una exención fiscal de los
rendimientos generados por las aportaciones (hasta 5.000 euros anuales) siempre
y cuando se mantenga durante 5 años; es de base parecido al PIAS, pero median muchas
otras diferencias adicionales.
Como observamos, también es
bastante amplio el abanico de alternativas disponibles, y también es
interesante tenerlo en cuenta a la hora de planificar nuestra inversión,
especialmente a largo plazo (de cara a la jubilación).
7. Planes de pensiones (PP).
Son un vehículo de inversión cuyo
diseño tiene como objetivo la acumulación de capitales de cara a complementar
la pensión de jubilación con ahorro privado. El capital invertido solo se puede
recuperar bajo ciertas condiciones excepcionales. Han sido muy denostados
últimamente por no cubrir las expectativas de rentabilidad.
Englobados por los llamados
Fondos de Pensiones (agrupaciones de capitales similares a fondos de inversión),
que son dirigidos por sociedades gestoras de dedicación exclusiva, gozan de
características fiscales especiales que también pueden resultar interesante
tener en cuenta (básicamente, permite deducir las aportaciones realizadas de la
Base Imponible del IRPF, hasta un máximo de 8.000 euros anuales, permitiendo un
diferimiento de su tributación; en caso de cobrar los capitales ahorrados en
forma de renta, y si no se alcanzan los mínimos requeridos, puede resultar
beneficioso y conseguirnos un ahorro fiscal importante (para las aportaciones
posteriores a 2007, porque las cantidades aportadas anteriormente disfrutan de
otros beneficios fiscales distintos, que es básicamente una tributación por el
60% de lo aportado).
De forma similar a la de los
fondos de inversión, hay planes de pensiones referenciados a todo tipo de
activos, sujetos, eso sí, a unos límites determinados, y se suelen clasificar
en función de su promotor en planes del sistema de empleo (cuyo promotor es la
empresa empleadora, que aporta una parte, que se desgrava ella misma, a cuenta del
trabajador), del sistema asociado (siendo promotores asociaciones o
sindicatos), y del sistema individual (donde el promotor es alguna entidad
financiera); en cuanto a las aportaciones o a la cantidad final a percibir
encontramos los planes de aportación definida (en los que se fija la cantidad
aportada pero no se sabe lo que se va a cobrar cuando llegue la fecha de
recuperación), los de prestación definida (donde se fija la cantidad a cobrar
llegado el momento pero no conocemos las aportaciones a realizar, ya que
dependerán del tipo de interés asociado en cada momento), o mixtos entre ambas
modalidades. Una buena selección y gestión de estos activos también puede
conseguirnos rentabilizar nuestras inversiones a largo plazo.
8. Forex.
Siendo el mayor mercado por
volumen a nivel global, es en el que se negocia el precio de intercambio entre
pares de divisas (pares de monedas de diferentes países o regiones del mundo).
Aquí se determina a nivel global la cantidad de, por ejemplo, euros a pagar por
adquirir 1.000 dólares, o viceversa, así como por cientos de monedas operativas
a nivel internacional (principalmente Euro, Dólar Americano, Franco Suizo,
Libra Esterlina, Yen, Yuan, y Dólares Canadiense y Australiano).
Al ser un mercado 100%
globalizado, está operativo las 24 horas del día de lunes a viernes,
descansando solo los fines de semana. La liquidez es casi total, ya que aquí
operan desde las grandes multinacionales hasta los mismos bancos centrales, por
lo que también es el mercado más transparente y "perfecto" del que se
puede ser partícipe. Se opera por lotes (o lotes mini) de varios miles de
euros, y los mediadores suelen ofrecer elevados apalancamientos, por lo que
también se asumen riesgos elevados.
Últimamente está alcanzando
bastante importancia y volumen la negociación con un tipo de monedas conocidas
como "virtuales" o criptomonedas, cuyo origen es informático y que no
tienen una representación real fuera del mercado electrónico, pero no por ello
tienen menor validez, aunque su regulación es muy escasa por el momento; eso
sí, están demostrando una volatilidad extrema. Su principal representante es el
conocido como "Bitcoin".
9. Commodities (Materias Primas).
Esta denominación hace referencia
a la inversión en cualquier material que por su propia naturaleza tiene un
valor intrínseco, tales como metales preciosos o bienes primarios, como pueden
ser el oro, el trigo, o el zumo de naranja. Puede parecer algo un poco abstracto,
pero nada más lejos de la realidad. El propio origen de los mercados financieros
radica en la valoración y problemática en el intercambio de este tipo de
productos. Por ejemplo, el origen de los derivados financieros, viene dado a
raíz de la cobertura de riesgos para la compra a futuro de trigo; aquí en
España, se han usado mucho los futuros sobre el precio del Aceite de Oliva.
Muchos de estos materiales tienen
la consideración de valores refugio (principalmente el oro, ya que se presume
que su valor no disminuye con el tiempo y suprime además el efecto de la
inflación a largo plazo), pues su variabilidad viene dada a raíz de su
disponibilidad (en algunas, es fija; cuando se acabe todo el oro que hay en la
tierra, no hay más para negociar).
Entre ellos podemos encontrar
mucha variedad: además de los mencionados, el petróleo, el gas natural, plata,
cobre, algodón, soja, etc. Su valor (como en el caso del petróleo) repercute
muchas veces sobre las economías finales, y como la mayoría de las veces, viene
determinado por la oferta y la demanda en el mercado.
10. Inversión inmobiliaria.
En algunos casos es una gran
opción a tener en cuenta, ya que el valor de las edificaciones y el suelo (al
menos en los grandes centros urbanos y sus alrededores) suele mantenerse o
aumentar con el tiempo. Como cualquier economía, sufre tendencias cíclicas (con
mayor o menor reflejo en los precios), por lo que es interesante su inversión
especialmente en épocas dónde la demanda baja y por tanto podemos encontrar
precios más competitivos. El rendimiento a obtener puede provenir de las rentas
obtenidas con su cesión (alquileres), o de las plusvalías alcanzadas llegado el
momento de su enajenación.
Hasta hace poco tiempo era una
opción sólo alcanzable para grandes capitales por la elevada suma necesaria
para realizar la inversión, si bien actualmente se puede optar por invertir
menores capitales en empresas dedicas exclusivamente a esto y cuyos resultados tienen su reflejo en los mercados
cotizados (denominadas SOCIMI, o Sociedad Cotizada Anónima de Inversión en el
Mercado Inmobiliario), tales como Merlin Properties o Colonial (las dos SOCIMI
que cotizan en nuestro índice principal, el Ibex 35); empresas como estas suponen
un vehículo de inversión muy a tener en cuenta por parte de inversores
minoristas que busquen extraer la rentabilidad que ofrece ese sector sin
comprometer grandes capitales.
11. Inversiones alternativas.
Aquí podemos englobar cualquier tipo
de inversión que no haya quedado reflejado en ninguno de los anteriores subapartados.
Del mismo modo que en el apartado de financiación veíamos la posibilidad de
optar por el crowdfunding o el crowdlending como opciones a la hora de
solicitar financiación, estas plataformas dan la posibilidad de invertir en
proyectos o individuos con necesidades de capital. Conociendo los riesgos que
estas potenciales inversiones pueden acarrear, puede ser otra opción
interesante a tener en cuenta por los potenciales inversores, y que bien
gestionada puede ofrecer sin duda alguna rentabilidades interesantes.
Así mismo, existe al menos otro
tipo de opción a tener en cuenta a la hora de invertir, y es tomar parte en la
creación de una empresa de pequeño tamaño como socio capitalista. Ciertamente,
el riesgo asumido puede ser muy elevado, pero estudiando bien los proyectos
objeto de financiación y conociendo en profundidad a aquellos que lo van a
llevar a cabo, a la larga puede resultarnos otra opción bastante rentable.
Para terminar, decir que una
buena cartera de inversión tiene que buscar la mayor rentabilidad asumiendo el
menor riesgo posible; el mejor sistema para conseguir esto es la diversificación, que debe ir precedida
de un estudio profundo de las características de los productos y mercados seleccionados,
así como de los riesgos asociados. Si ponemos todos los huevos en la misma
cesta y se nos cae, nos quedamos sin nada. Sin embargo, poniendo cada huevo en
una cesta, aunque se nos caiga una nos quedarán los demás, y si, además, de
cada veinte huevos conseguimos sacar otro, recuperaremos en muy poco tiempo el
que hemos malgastado.
Si tú también eres de los que actualmente, como inversor particular, te encuentras un poco desorientado frente a la elevada complejidad del sistema y la gran variedad de productos disponibles, y eres consciente de que puede que estés perdiendo dinero, ya sabes al menos que productos tienes disponibles para invertir tu dinero. Profundizaremos más en todo esto más adelante.
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